En este post, como su título indica, quiero hablaros de Javi, el culpable de mi enganche.
Si quieres saber como nos conocimos, haz click aqui.
En el «Full Fitness», gimnasio al que voy, hay dos monitores. Jose, que ya os he hablado de él (primo de mi padre) y Javi, «el otro». Si, si, como lo leeis, al principio era el otro, yo entrenaba con mi primo y el que no me hablaba era el otro, Javi. Con el tiempo me ha dicho que es porque iba con los cascos y no me relacionaba con la gente, jajajajaja, pero creo que es una de sus excusas. A mi él no me caía bien precisamente por eso. Yo decía: «me ve todos los días y es incapaz de cruzar una palabra conmigo, en fin».
Imagino que al final, el verme por allí haciendo todos los días lo mismo, hizo que se acercara a mi.
El 19 de mayo de 2015, me cogió en el pasillo y me habló muy claro. Me dijo que no me veía motivada y que estaba empezando a faltar días. (Es verdad, los días que iba a correr, como tenía un objetivo claro, no me saltaba ni uno, pero los dos días que tenía máquinas, como sentía que no hacía nada, empecé a fallar).
Entonces fué cuando me hizo una pregunta muy directa. «¿Tu quieres cambiar tu cuerpo?» Por supuesto le dije, para eso estoy aquí. «Pues si quieres, yo puedo ayudarte. Te puedo poner unas rutinas de ejercicios y juntos vamos a conseguirlo.» Como él dice, me echó alpiste y yo entré como un pajarito. Me puse en sus manos sin pensarlo, entendí que él es el profesional y mejor que él no me iba a llevar nadie. Enseguida noté que se volcó en mi. Él me dice que me admira mucho por el cambio que le he dado a mi vida, por los 52 kilos que he quitado y por los cojones que le pongo a las rutinas, algo que a él como profesional también le motiva.
Ahí empezó nuestra relación, la cual se ha ido estrechando con el tiempo. Al principio todo era raro. Las series, 2 de 10, 2 de 12 y 2 de 15 o 10, 10, 8,8,8 o 10, 10, 15, 15, 20, 20 y las tres ultimas las combinas con lumbar al fallo… ¿Pero que coño es eso de «al fallo»? Qué lio!. Las máquinas, muchas de ellas parecían de tortura, la gente, entrenar en una zona «reservada solo para tios»… En fin, muchos cambios en poco tiempo.
Los ejercicios los iba cogiendo rápido y bien, y me esforzaba al mil por cien. No podía defraudarle ni a él ni a mi misma. Tenía que demostrarme y demostrarLE que era capaz, que podía, que era una alumna aplicada y responsable, que no iba a perder el tiempo. (Vamos, lo que me pasa siempre. Me exijo demasiado y siempre tengo que hacerlo todo bien. Tengo que ser perfecta! Mi deber de la responsabilidad me puede)
La relación siguió estrechandose y ahora para mi, es mi entrenador, aunque es el monitor del gym ¿sabes? Pero yo lo trato como si fuera para mi. Y el conmigo igual, tenemos una relación de confianza plena, en la cual podemos hablar de todo sin ningún tipo de vergüenza ni corte o tabú. No hay secretos. Yo le cuento todo, desde mis sentimientos hasta lo que me preocupa, me entusiasma o me motiva, es una confianza total.
Para mi ahora mismo, lo es todo, es mi hermano mayor, mi psicólogo, mi confesor, mi entrenador, mi dietista, mi colega, mi amigo… MI TODO. Él es quien me dice lo que hacer, como me va cambiando el cuerpo, el que me da animos cuando hago las odiadas sentadillas y las cuenta conmigo a mi lado, quien me motiva, quien me da alas, quien me anima a seguir cada día y por quien voy al gimnasio todos y todos los días de lunes a sábado. No me canso de estar con él porque me entiende a la perfección y sobre todo, no me juzga. Pasamos muchas horas juntos al cabo de la semana. Además, gracias a él, estoy totalmente integrada en la vida del gimnasio. Me presentó gente y a sus amigos, que ahora son los míos también: Pedro, Angel, Larry, Carmen… Ahora mismo, es mi mejor amigo. Confío en él. Corro lo que me dice, como lo que me dice, hago los abdominales que me dice, sabe cuales son mis puntos debiles y fuertes… en fin, si me falla, me hundo. Pero se que eso no va a pasar. Nuestra amistad es fuerte y solo puede ir a más. Estoy super segura de que mi madre lo ha puesto en mi camino. Él ha puesto mi vida patas arriba. Ha hecho con su forma de ser, de motivarme y de entregarse a mi que yo esté enganchada a él, al deporte y a esta forma de vida tan sana y saludable. Gracias por todo Javi.